miércoles, 8 de noviembre de 2017
Trabajando con enséñame a hablar
domingo, 29 de octubre de 2017
Carta a una madre perfecta. (De una mamá piltrafa TEL)
Escribo esto saltándome algunos post que tenía previsto hacer antes porque hay madres que merecen un homenaje.
Querida madre perfecta .
(De una mamá piltrafa TEL)
No creas que no he escuchado algún que otro comentario. Nadie tiene dudas de que eres una madre maravillosa (“la mejor” del mundo mundial) y la causa de que tus niños hayan salido tranquilos y pluscuamperfectísimos (los fallos que he visto yo los olvido porque son niños y no tienen culpa) es porque tu útero no sólo es de oro fino, es de pura pata negra, mil veces mejor que el mío. De hecho, a veces me pregunto si no tener esa maravillosa capacidad como la tuya podría ser la causa de que Marco me haya salido nervioso y con TRASTORNO DEL LENGUAJE.
Confieso que, en el fondo, además de ser una madre desastre, y ser la peor, que mucha carrera, idiomas y doctorado pero no sirvo ni para algo tan simple como cocinar o saber tener la paciencia infinita para alimentar a mis hijos, soy tan egoísta que confieso que cometo el pecado de relajarme de verdad y pasármelo bien cuando no está él.
Mala suerte el chiquillo de haber dado con una tiparraca como yo que no vale "pa lo que hay que valer".
¡¡Suerte que tus "buenoshijos" son "tranquilos" (qué suerte "miarma" si es que vienen de ese bendito útero de calidad). Si mi hijo se pone muy nervioso -como le pasa a muchos niños TEL-en un sitio con muchos adultos, en restaurantes etc y llora, grita o se intenta escapar es consecuencia, sin duda, de la madre mala que le tocó y lo mal que lo hace todo desde que nació (yo di a luz a un niño impoluto y tuvo la mala suerte de dar conmigo y ya le di mal de comer y no le hablaría o le contaría los cuentos suficientes). Detalles que no se mencionan como que me paso noches sin dormir, que aguanto sus rabietas, que mi niño está enmadrado porque su vínculo de comunicación soy yo y lo tengo que tener casi siempre en brazos o que me paso toda la semana pendiente de llevarlo y recogerlo de sus terapias eso NUNCA NUNCA JUSTIFICA que me crea merecer, por ejemplo, de un día para descansar.
Ojalá yo hubiera sido como tú, madre ejemplar. Lo has hecho tan rematadamente bien con tus hijos en todas sus edades y en todas sus etapas de la vida que por dicha razón tu constancia, dedicación, apego y sacrificio son mis modelos a seguir y la pena que me queda como madre es que seguro que a mi hijo le hubiera ido muchísimo mejor contigo. ;)
Querida madre perfecta .
(De una mamá piltrafa TEL)
No creas que no he escuchado algún que otro comentario. Nadie tiene dudas de que eres una madre maravillosa (“la mejor” del mundo mundial) y la causa de que tus niños hayan salido tranquilos y pluscuamperfectísimos (los fallos que he visto yo los olvido porque son niños y no tienen culpa) es porque tu útero no sólo es de oro fino, es de pura pata negra, mil veces mejor que el mío. De hecho, a veces me pregunto si no tener esa maravillosa capacidad como la tuya podría ser la causa de que Marco me haya salido nervioso y con TRASTORNO DEL LENGUAJE.
Confieso que, en el fondo, además de ser una madre desastre, y ser la peor, que mucha carrera, idiomas y doctorado pero no sirvo ni para algo tan simple como cocinar o saber tener la paciencia infinita para alimentar a mis hijos, soy tan egoísta que confieso que cometo el pecado de relajarme de verdad y pasármelo bien cuando no está él.
Mala suerte el chiquillo de haber dado con una tiparraca como yo que no vale "pa lo que hay que valer".
¡¡Suerte que tus "buenoshijos" son "tranquilos" (qué suerte "miarma" si es que vienen de ese bendito útero de calidad). Si mi hijo se pone muy nervioso -como le pasa a muchos niños TEL-en un sitio con muchos adultos, en restaurantes etc y llora, grita o se intenta escapar es consecuencia, sin duda, de la madre mala que le tocó y lo mal que lo hace todo desde que nació (yo di a luz a un niño impoluto y tuvo la mala suerte de dar conmigo y ya le di mal de comer y no le hablaría o le contaría los cuentos suficientes). Detalles que no se mencionan como que me paso noches sin dormir, que aguanto sus rabietas, que mi niño está enmadrado porque su vínculo de comunicación soy yo y lo tengo que tener casi siempre en brazos o que me paso toda la semana pendiente de llevarlo y recogerlo de sus terapias eso NUNCA NUNCA JUSTIFICA que me crea merecer, por ejemplo, de un día para descansar.
Ojalá yo hubiera sido como tú, madre ejemplar. Lo has hecho tan rematadamente bien con tus hijos en todas sus edades y en todas sus etapas de la vida que por dicha razón tu constancia, dedicación, apego y sacrificio son mis modelos a seguir y la pena que me queda como madre es que seguro que a mi hijo le hubiera ido muchísimo mejor contigo. ;)
miércoles, 11 de octubre de 2017
El veredicto.
Nada más llegar a España en los últimos días de agosto de 2016 en una decisión precipitada y medio suicida me vi envuelta en un mar de incertidumbre. ¿Cómo tenía que actuar con mi hijo?¿Qué enfermedad tenía? ¿Autismo? ¿Dónde pedir ayuda? ¿Qué hacer?
Recuerdo los últimos días de agosto en donde me quería morir de ansiedad, mi hijo Marco acusaba los cambios de cambio de casa, de país, el viaje de vuelta con él sola desde Alemania fue para mí bastante duro, con un hijo, 3 maletas (el resto iban en la furgoneta), vuelta a una casa que en sí misma era un caos llena de cajas.
Chiqui Mateos, la madre de Rebeca y Sara fue un impulso de aire fresco, emoción y de ánimo. Fue la primera persona que me dijo: por lo que me cuentas lo que tiene Marco no es autismo. Nunca le estaré suficientemente agradecida por aquella tarde de verano en su casa, sus orientaciones, ese café mientras nuestras hijas se bañaban en la piscina de su casa. GRACIAS
LLevé a mi hijo al Centro de Atención Temprana de Tomares (Sevilla) tras haber contactado por móvil a través de un cartel que había en la puerta y me contestó una mujer muy amable: María José, a Marco le harían una prueba, me darían un diagnóstico y a partir de septiembre veríamos qué ocurría, pues había lista de espera muy larga de niños y posiblemente iba a ser imposible darle la terapia el primer año. Dicho y hecho, llevé a mi hijo al CAIT para que lo sometieran un examen. Fue la hora y media más larga de mi vida....
Cuando llegué y me miró a los ojos la psicóloga me lo dijo claro: NO ES AUTISMO, PERO TIENE TEL. TRASTORNO ESPECÍFICO DEL LENGUAJE....Aquella noche el GOOGLE del ordenador de mi casa ardía.....
¿Por qué me ha tenido que pasar a mí? (FASE B: rabia)
He tardado un tiempo en escribir. Siempre los comienzos de curso son complicados, y más cuando tienes a dos hijos, uno de ellos TEL de 4 años y otra hija de 9 en otro colegio. Preparación de curso, yo con las oposiciones, el papá con cambio de destino, organización de casas, ropas, armarios, cuarto de juegos, limpiezas generales, viajes programados y un largo etcétera.
PARADOJA: mi hija está en un colegio maravilloso trilingüe y mi hijo está en otro maravilloso para que se limiten al castellano, para que afiancen su habla. Y sí, ok, en otra entrada hablaré de colegios públicos y privados, pero hoy el tema no era ése.
Por cierto, he cambiado este año de Instituto y la providencia ha venido a verme. Ya no estoy donde Cristo perdió el mechero y el general Riego dio un discurso maravilloso allá por tiempos inmemoriables. Echo de menos a mis alumnos y compañeros pero ahora estoy en Sevilla capital, más cerca de casa, mejor horario y lo agradezco.
VOLVIENDO AL ASUNTO del TRASTORNO ESPECÍFICO DEL LENGUAJE.
En mis otras entradas hablaba de la FASE A, de la negación, aquello ocurrió en Alemania, en aquel lugar bucólico de los Alpes.
Hoy hablaré de la FASE B, la rabia. Esto ocurrió justo al mudarme a España.
Voy al parque, voy por la calle, voy a las tiendas y no puedo evitar las comparaciones, veo a niños de la edad de Marco y me muero de la impotencia. Él apenas emite sonidos, apenas sabe decir mamá y los otros niños charlan, interactúan con sus madres. Miro a las madres, y me comparo con ellas. ¿Por qué me tuvo que pasar a mí? ¿mal embarazo? me cuidé, es verdad que tuve alguna que otra discusión de pareja ¿influye? También cuando me quedé embarazada estaba muy delgada ¿me faltaron nutrientes? algo hice mal. Pero luego observo que muchas madres han fumado, han bebido, no se han cuidado y los niños hablan sin problemas. Las mamás/abuelas de la clase de mi hijo son mujeres maravillosas, intuitivas, geniales, personalmente las adoro sin excepción (he sido afortunada), pero también veo a alguna madre cuando voy al parque (alguna choni de no tener ni dos dedos de frente) y los niños parecen viejos hablando. Así que empiezo a pensar que aparentemente la madre tiene poco que ver con este Trastorno (a nivel interno genético ya ni idea, al parecer no lo saben ni los científicos y lo poco que se ha averiguado incluso indica la línea paterna).
Yo que he sido buena estudiante, buena hija, buena trabajadora, buena emprendedora, buena ama de casa (salvo cocinar, lo reconozco), ¿buena madre? ¿merecía este karma? Y yo que hice el sacrificio de mudarme a otro país precisamente para que mi hijo tuviera la base de dos idiomas, ¿me pasé de lista y al final SE BLOQUEÓ?.
La fase de rabia despareció el día que alguien me dijo, ¿y tú qué sabes las vueltas que da la vida? ¿Y tú qué sabes si al niño que sale sano le pasa algo con 18 años y tu hijo sigue vivo? ¿qué sabes al final de los días de nuestra vida quién tuvo buena suerte?
PARADOJA: mi hija está en un colegio maravilloso trilingüe y mi hijo está en otro maravilloso para que se limiten al castellano, para que afiancen su habla. Y sí, ok, en otra entrada hablaré de colegios públicos y privados, pero hoy el tema no era ése.
VOLVIENDO AL ASUNTO del TRASTORNO ESPECÍFICO DEL LENGUAJE.
En mis otras entradas hablaba de la FASE A, de la negación, aquello ocurrió en Alemania, en aquel lugar bucólico de los Alpes.
Hoy hablaré de la FASE B, la rabia. Esto ocurrió justo al mudarme a España.
Voy al parque, voy por la calle, voy a las tiendas y no puedo evitar las comparaciones, veo a niños de la edad de Marco y me muero de la impotencia. Él apenas emite sonidos, apenas sabe decir mamá y los otros niños charlan, interactúan con sus madres. Miro a las madres, y me comparo con ellas. ¿Por qué me tuvo que pasar a mí? ¿mal embarazo? me cuidé, es verdad que tuve alguna que otra discusión de pareja ¿influye? También cuando me quedé embarazada estaba muy delgada ¿me faltaron nutrientes? algo hice mal. Pero luego observo que muchas madres han fumado, han bebido, no se han cuidado y los niños hablan sin problemas. Las mamás/abuelas de la clase de mi hijo son mujeres maravillosas, intuitivas, geniales, personalmente las adoro sin excepción (he sido afortunada), pero también veo a alguna madre cuando voy al parque (alguna choni de no tener ni dos dedos de frente) y los niños parecen viejos hablando. Así que empiezo a pensar que aparentemente la madre tiene poco que ver con este Trastorno (a nivel interno genético ya ni idea, al parecer no lo saben ni los científicos y lo poco que se ha averiguado incluso indica la línea paterna).
Yo que he sido buena estudiante, buena hija, buena trabajadora, buena emprendedora, buena ama de casa (salvo cocinar, lo reconozco), ¿buena madre? ¿merecía este karma? Y yo que hice el sacrificio de mudarme a otro país precisamente para que mi hijo tuviera la base de dos idiomas, ¿me pasé de lista y al final SE BLOQUEÓ?.
La fase de rabia despareció el día que alguien me dijo, ¿y tú qué sabes las vueltas que da la vida? ¿Y tú qué sabes si al niño que sale sano le pasa algo con 18 años y tu hijo sigue vivo? ¿qué sabes al final de los días de nuestra vida quién tuvo buena suerte?
miércoles, 26 de julio de 2017
Holanda en los Alpes...Esto no me está pasando a mí....(FASE A)
(FASE A: LA NEGACIÓN)
No, no podía ser Autismo. No conocía bien los síntomas pero como madre algo me decía que no, él me miraba, reaccionaba a todos los estímulos, señalaba lo que quería, jugaba simbólicamente, hacía puzzles de 8 años perfectos, no aleteaba, aunque sí daba vueltas en la habitación, era excesivamente inquieto, cogía rabietas frustrantes y ciertamente no hablaba. ¿Sería eso Autismo?
Con el inmenso respeto que me inspiraba dicha condición neurológica (gracias a personas amigas allegadas cuyos hijos evolucionaban estupendamente) me dispuse a buscar varios pediatras más para que contrastaran el diagnóstico.
El tema era que mi hijo estaba a punto de cumplir 3 años y todas aquellas montañas nevadas se me cayeron encima. Acababa de perder un embarazo y aún no me había recuperado del palo que supuso ello para mí, estaba trabajando en otro idioma, desenvolviéndome en otro país, cogiendo trenes a la capital a diario desde un pueblecito bucólico pero algo aislado, preparándome unas oposiciones para España... Y además no estaba en forma física, los kilos de más cogidos en aquel embarazo al que no ayudaba mi lento metabolismo (hipotiroidismo) influían en mi bajo estado anímico...
MI CULPA
Además, es cierto que no lo había hecho perfecto en mi embarazo, sí, me tomé alguna copa de vino antes de saber que estaba embarazada. Tampoco tuve a Marco muy joven, con 38 años, ¿Sería ése el motivo? ¿había fallado yo como madre? Una vez jugando con él se me cayó al suelo, ¿le pude hacer daño? Las noches se volvieron blancas como la nieve que me rodeaba y yo no hacía mas que darle vueltas a la cabeza, ni siquiera las lágrimas me consolaban.
REFLEXIONES AL FRÍO DE LA NIEVE
En las madrugadas blancas, a veces, bajaba de noche al portal de mi casa y sentía los copos caer sobre mi cara.
Mi hija Sofía tardó en hablar por el bilingüismo (alemán-español) y seguramente era eso lo que le ocurría a Marco. Todos se habían confundido.
Me rebelé, lo llevé a varios especialistas que ciertamente me dijeron que era extraño que aún no hiciera frases pero sí descartaron el Autismo. Di a Marco de baja de la guardería porque pensé que quizás pudiera ser que lo aislaran y no supieran motivarle. Iba a demostrar al mundo que su mamá, doña superwoman en un mes intenso con él, iba a arrancarle todas las palabras del mundo. Compré en Amazon tarjetas de pictogramas (en español lógicamente) y me dispuse a trabajar a diario varias horas con él.
Por supuesto, las oposiciones las dejé un poco de lado, además con el niño en casa era imposible estudiar. Mi hijo es lo primero.
Conseguí avances con mi hijo, la identificación de dibujos con sonidos de los animales y le enseñé el Dame...Dame la vaca, dame el perro, el gato, etc...uno, dos y tres! preparados, listos y ya! lo hacía genial, yo estaba feliz, él también, pero por supuesto no reproducía el DAME ni los nombres: sólo el sonido de los animales (onomatopeyas). Así que efectivamente el avance era muy lento: por ejemplo, en las órdenes de casa, me repetía lo que decía a la perfección pero me daba cuenta de que no las entendía (ecolalia) sencillamente porque me miraba, reía, pero no hacía lo que le pedía por más gestos que yo le hacía.
Al día siguiente me daba cuenta de que avanzaba muy lentamente.
Sí, dos conclusiones: primera que algo le pasaba a mi hijo. Segundo que yo no era una Superwoman, yo no era infalible a pesar de que gran parte de las cosas que me proponía hacer en la vida las había logrado. Fue una tremenda cura de humildad. Algo se escapaba de mi control a pesar de poner todas mis energías. No era Autismo ¿entonces?...Fue cuando en internet empecé a leer lo que era DISFASIA o Trastorno del Lenguaje, pero para nada pensé que sería su caso.
¡Era imposible!, su cerebro estaba perfecto, era un niño listo, despierto, físicamente lo entrené cada día en la nieve, en el parque para que fuera ágil y lo conseguí, le regaló su abuela desde España una bicicleta y me lo llevaba por caminos de bosques donde cogió confianza y velocidad, paseábamos los dos, él en su bicicleta a toda velocidad ante la Kinderkrippe para que vieran que mi hijo era bueno en lo que se propusiera, era extraordinario en música, el mejor resolviendo puzzles.
Doblé su ropita y me di cuenta de que en un año apenas había crecido. Mi inquietud se acrecentaba por días.
A mi hijo no, a mi hijo no le puede estar pasando nada raro. NO Y NO. Papá y mamá son políglotas, somos de letras, nos encantan los idiomas, nos comunicamos en casa en varias lenguas... A MI HIJO NO.
No, no podía ser Autismo. No conocía bien los síntomas pero como madre algo me decía que no, él me miraba, reaccionaba a todos los estímulos, señalaba lo que quería, jugaba simbólicamente, hacía puzzles de 8 años perfectos, no aleteaba, aunque sí daba vueltas en la habitación, era excesivamente inquieto, cogía rabietas frustrantes y ciertamente no hablaba. ¿Sería eso Autismo?
Con el inmenso respeto que me inspiraba dicha condición neurológica (gracias a personas amigas allegadas cuyos hijos evolucionaban estupendamente) me dispuse a buscar varios pediatras más para que contrastaran el diagnóstico.
El tema era que mi hijo estaba a punto de cumplir 3 años y todas aquellas montañas nevadas se me cayeron encima. Acababa de perder un embarazo y aún no me había recuperado del palo que supuso ello para mí, estaba trabajando en otro idioma, desenvolviéndome en otro país, cogiendo trenes a la capital a diario desde un pueblecito bucólico pero algo aislado, preparándome unas oposiciones para España... Y además no estaba en forma física, los kilos de más cogidos en aquel embarazo al que no ayudaba mi lento metabolismo (hipotiroidismo) influían en mi bajo estado anímico...
MI CULPA
Además, es cierto que no lo había hecho perfecto en mi embarazo, sí, me tomé alguna copa de vino antes de saber que estaba embarazada. Tampoco tuve a Marco muy joven, con 38 años, ¿Sería ése el motivo? ¿había fallado yo como madre? Una vez jugando con él se me cayó al suelo, ¿le pude hacer daño? Las noches se volvieron blancas como la nieve que me rodeaba y yo no hacía mas que darle vueltas a la cabeza, ni siquiera las lágrimas me consolaban.
REFLEXIONES AL FRÍO DE LA NIEVE
En las madrugadas blancas, a veces, bajaba de noche al portal de mi casa y sentía los copos caer sobre mi cara.
Mi hija Sofía tardó en hablar por el bilingüismo (alemán-español) y seguramente era eso lo que le ocurría a Marco. Todos se habían confundido.
Me rebelé, lo llevé a varios especialistas que ciertamente me dijeron que era extraño que aún no hiciera frases pero sí descartaron el Autismo. Di a Marco de baja de la guardería porque pensé que quizás pudiera ser que lo aislaran y no supieran motivarle. Iba a demostrar al mundo que su mamá, doña superwoman en un mes intenso con él, iba a arrancarle todas las palabras del mundo. Compré en Amazon tarjetas de pictogramas (en español lógicamente) y me dispuse a trabajar a diario varias horas con él.
Por supuesto, las oposiciones las dejé un poco de lado, además con el niño en casa era imposible estudiar. Mi hijo es lo primero.
Conseguí avances con mi hijo, la identificación de dibujos con sonidos de los animales y le enseñé el Dame...Dame la vaca, dame el perro, el gato, etc...uno, dos y tres! preparados, listos y ya! lo hacía genial, yo estaba feliz, él también, pero por supuesto no reproducía el DAME ni los nombres: sólo el sonido de los animales (onomatopeyas). Así que efectivamente el avance era muy lento: por ejemplo, en las órdenes de casa, me repetía lo que decía a la perfección pero me daba cuenta de que no las entendía (ecolalia) sencillamente porque me miraba, reía, pero no hacía lo que le pedía por más gestos que yo le hacía.
Al día siguiente me daba cuenta de que avanzaba muy lentamente.
Sí, dos conclusiones: primera que algo le pasaba a mi hijo. Segundo que yo no era una Superwoman, yo no era infalible a pesar de que gran parte de las cosas que me proponía hacer en la vida las había logrado. Fue una tremenda cura de humildad. Algo se escapaba de mi control a pesar de poner todas mis energías. No era Autismo ¿entonces?...Fue cuando en internet empecé a leer lo que era DISFASIA o Trastorno del Lenguaje, pero para nada pensé que sería su caso.
¡Era imposible!, su cerebro estaba perfecto, era un niño listo, despierto, físicamente lo entrené cada día en la nieve, en el parque para que fuera ágil y lo conseguí, le regaló su abuela desde España una bicicleta y me lo llevaba por caminos de bosques donde cogió confianza y velocidad, paseábamos los dos, él en su bicicleta a toda velocidad ante la Kinderkrippe para que vieran que mi hijo era bueno en lo que se propusiera, era extraordinario en música, el mejor resolviendo puzzles.
Doblé su ropita y me di cuenta de que en un año apenas había crecido. Mi inquietud se acrecentaba por días.
A mi hijo no, a mi hijo no le puede estar pasando nada raro. NO Y NO. Papá y mamá son políglotas, somos de letras, nos encantan los idiomas, nos comunicamos en casa en varias lenguas... A MI HIJO NO.
lunes, 24 de julio de 2017
Y de Alemania...Llegué a Holanda....
Os contaré que yo en Alemania vivía en un pueblecito de los Alpes bávaros, con lago y montañas nevadas, más hermoso que el de Heidi, en una casita de madera con chimenea. Era inmensamente feliz porque el ritmo de la vida se detenía sólo al escuchar de lejos al tren y los tintineos de las campanas de las vacas que pastaban cerca.
Yo no quería volver a España, y menos a Sevilla. Yo quería hacerme viejecita allí. Me había hecho de grandes amigos además. Sevilla es bella, pero caótica, en ocasiones incívica y a veces sucia, pero allí todo era verde, idílico, limpio, ordenado.
Yo volvía una tarde de la Volkshochschule, de impartir mis clases de español. A mis alumnos les había encantado la clase de "ME GUSTA" con la canción de Manu Chao, al terminar todos cantábamos y nos quedamos 15 minutos más, reían mucho con lo de la vecina y la colombiana y se escandalizaban entre risas con la referencia a la Marihuana. Aporrearon con sus puños los pupitres (ya sabía que aquello era aplaudir en aquel país) y yo me sentía tan inmensamente dichosa...Tanto, que tras despedirme iba caminando mirando al suelo, observando la nieve muy feliz, atardecía con aquel rosa azulado maravilloso que sólo existe en lugares así...
Escuché el móvil, tenía 15 llamadas perdidas de mi marido. Sabía que había ido a la pediatra junto a la profesora de la Kinderkrippe porque querían que vieran al niño, ya que su comportamiento era algo extraño según ella y no hablaba apenas...
Recuerdo la cuesta hermosa del caminito de la nieve, con las ramitas llenas de blanco y al contestar el teléfono mi marido me dijo muy serio.... "Al parecer nuestro hijo tiene AUTISMUS".... (Fue su primer diagnóstico)
Me quedé parada, y pensé en Chiqui (eso me dio ánimos). Mi corazón latía muy fuerte....De repente me llené de lágrimas y me acordé de que un año antes había leído un artículo llamado BIENVENIDOS A HOLANDA de Pearl Kingsley. (Dejo el fragmento, todo papá con niño/a con dificultad debería leerlo..).
Mientras mis pies pisaban el camino con dificultad, mi alma aterrizaba en Holanda mientras mi mente pensaba "Es todo por mi culpa".... (Continuará)
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BIENVENIDOS A HOLANDA
A menudo me piden que describa la experiencia de criar a un niño con una discapacidad, que intente ayudar a la gente que no han compartido esa experiencia única a imaginar cómo se sentirían. Es así...
Cuando vas a tener un bebé es como planear unas vacaciones fabulosas en Italia. Compras un montón de guías y haces tus maravillosos planes. El Coliseo. El David de Miguel Ángel. Las góndolas de Venecia. Puede que aprendas algunas frases útiles en italiano. Es todo muy emocionante.
Después de meses de ansiosa anticipación, finalmente llega el día. Preparas tus maletas y allá vas.
Varias horas más tarde el avión aterriza. La azafata viene y dice: "Bienvenido a Holanda".
- ¿Holanda? - dices -. ¿Cómo que Holanda? Yo me embarqué para Italia. Se supone que estoy en Italia. Toda mi vida he soñado con ir a Italia.
- Pero ha habido un cambio en la ruta de vuelo. Han aterrizado en Holanda y aquí se debe quedar.
Lo importante es que no te han llevado a ningún lugar horrible, asqueroso y sucio, lleno de pestilencia, hambruna y enfermedad. Simplemente es un sitio diferente.
Así que tienes que salir y comprarte nuevas guías. Y tienes que aprender una lengua completamente nueva. Y conocerás a un grupo entero de gente que nunca habrías conocido.
Simplemente es un sitio diferente. Camina a un ritmo más lento que Italia, es aparentemente menos impresionante que Italia. Pero cuando, después de haber estado un rato allí, contienes el aliento y miras alrededor, empiezas a notar que en Holanda hay molinos de viento. Holanda tiene tulipanes. Holanda tiene incluso Rembrandts.
Pero todo el mundo que conoces está muy ocupado yendo y viniendo de Italia y todos presumen muy alto de qué maravillosamente se lo han pasado en italia. Y, durante el resto de tu vida, dirás "Sí, ahí era donde se suponía que yo iba. Eso es lo que había planeado."
Y ese dolor nunca, nunca, nunca, se irá, porque la pérdida de ese sueño es una pérdida muy importante.
Pero si te pasas la vida quejándote del hecho de que nunca llegaste a Italia, puede que nunca tengas libertad para disfrutar de las cosas, muy especiales, maravillosas, de Holanda.
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Un año sin escribir....
Un año.
Un año entero ha pasado desde que aterricé en España desde Baviera cargada de preocupaciones y esperanzas con respecto a mi hijo de 3 años. Estuve tan sumamente liada y cansada que no tuve tiempo de escribir ni una simple entrada en el blog.
Un año con todo un camino extremadamente incierto por delante. Exhausta tras unas oposiciones. Con un trabajo (al que adoro, eso sí, menos mal) a hora y pico de camino de casa, con una hija que no se adaptaba a un nuevo colegio español y a la que tuve que buscarle profesores particulares para finalmente terminar cambiándola de centro; con unos horarios nefastos que tuve que elegir para adaptarlos a los dos trabajos de mi marido, almorzando todos los días a las 16:15 o comiendo en el coche para pocos minutos más tarde volver a coger el coche y encaminarme a las terapias de mi hijo. Una búsqueda de especialistas, médicos, logopedas, de que el colegio escuchara mi petición de necesidades especiales de mi hijo, de mi súplica ante Delegación de que lo admitieran en el comedor del colegio como parte de su terapia a la hora de comer (increíble que los niños con discapacidad no obtengan plaza en comedores escolares). Tutorías, médicos, orientadores, incertidumbre. Vuelta a casa con una mudanza de dos años encima. Vuelta a Sevilla, a los atascos, al ruido, a veces a la mala educación a la que me había desacostumbrado muy pronto en mi casa de los Alpes.
Un año.
Por una parte me alegro, porque podré contar las cosas con perspectiva y objetividad. Y si algo tengo claro es que este blog sólo pretende ser sólo uno más, contando únicamente mi experiencia y lo mejor que he intentado actuar como madre, una ayuda a padres como yo, porque más desorientada que estuve, a pesar de creerme yo muy lista y muy preparada académicamente, es difícil.
Este blog es un 50% para padres con niños TEL y otro 50% para niños TEL. Por este orden, sí. Porque si de algo me he dado cuenta es que cuando mejor he estado yo, mejor ha estado mi hijo y más positivamente ha evolucionado.
Está muy bien que nos centremos en mejorar a los niños...Pero también nosotros necesitamos consejo y mucha energía.
Un año entero ha pasado desde que aterricé en España desde Baviera cargada de preocupaciones y esperanzas con respecto a mi hijo de 3 años. Estuve tan sumamente liada y cansada que no tuve tiempo de escribir ni una simple entrada en el blog.
Un año con todo un camino extremadamente incierto por delante. Exhausta tras unas oposiciones. Con un trabajo (al que adoro, eso sí, menos mal) a hora y pico de camino de casa, con una hija que no se adaptaba a un nuevo colegio español y a la que tuve que buscarle profesores particulares para finalmente terminar cambiándola de centro; con unos horarios nefastos que tuve que elegir para adaptarlos a los dos trabajos de mi marido, almorzando todos los días a las 16:15 o comiendo en el coche para pocos minutos más tarde volver a coger el coche y encaminarme a las terapias de mi hijo. Una búsqueda de especialistas, médicos, logopedas, de que el colegio escuchara mi petición de necesidades especiales de mi hijo, de mi súplica ante Delegación de que lo admitieran en el comedor del colegio como parte de su terapia a la hora de comer (increíble que los niños con discapacidad no obtengan plaza en comedores escolares). Tutorías, médicos, orientadores, incertidumbre. Vuelta a casa con una mudanza de dos años encima. Vuelta a Sevilla, a los atascos, al ruido, a veces a la mala educación a la que me había desacostumbrado muy pronto en mi casa de los Alpes.
Un año.
Por una parte me alegro, porque podré contar las cosas con perspectiva y objetividad. Y si algo tengo claro es que este blog sólo pretende ser sólo uno más, contando únicamente mi experiencia y lo mejor que he intentado actuar como madre, una ayuda a padres como yo, porque más desorientada que estuve, a pesar de creerme yo muy lista y muy preparada académicamente, es difícil.
Este blog es un 50% para padres con niños TEL y otro 50% para niños TEL. Por este orden, sí. Porque si de algo me he dado cuenta es que cuando mejor he estado yo, mejor ha estado mi hijo y más positivamente ha evolucionado.
Está muy bien que nos centremos en mejorar a los niños...Pero también nosotros necesitamos consejo y mucha energía.
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