miércoles, 21 de septiembre de 2016

La aceptación (parte primera)

Día 1 Comienzo mi diario con algunas reflexiones.

Mi hijo de 3 años probablemente tenga TEL, no tenemos aún el diagnóstico oficial firme de un equipo de Orientación del colegio, pero el Centro de Atención Temprana nos lo comunicó tras valorarlo cerca de una hora justo antes de empezar el curso. Su retraso en el habla lo achacamos en un principio al bilingüismo debido a que estos dos últimos años vivimos en Alemania (sólo llevamos un mes en España) y a que su propia hermana mayor tardó en hablar porque en casa siempre han convivido con dos idiomas. Así que en un principio nos aferramos al famoso "ya hablará" "es por el bilingüismo".

Él jugaba y se relacionaba con los otros niños y su hermana perfectamente e incluso decía algunas palabras en los dos idiomas  (Wasser, Nein, Auto, Hilfe, Pferd, Hund, Katze, Essen...) y entendía en en ocasiones órdenes en dicho idioma pero con un ritmo de lenguaje diferente, mantenía la mirada al escuchar su nombre y hacía juegos simbólicos con sus juguetes. Por dichas razones  y algunas observaciones más que incluyeron estudio de encefalograma, analítica y pruebas auditivas, tanto los pediatras como los neuropediatras al observarlo descartaron que tuviera algún trastorno físico o de otro tipo incluyendo de espectro autista. También observamos que era extremadamente inteligente (hacía puzzles y resolvía juegos de niños de mayor edad) y receptivo con los nuevos aprendizajes pero el problema era el mismo: su lenguaje iba lento.

Es un fan de McQueen y Mate (de la película Cars) a los que llamaba respectivamente TATÍN y MATME y mientra juega con ellos les acompaña diálogos ininteligibles y la banda sonora que toca según la película.

Pienso que para él ha tenido que ser bastante frustrante tener que afrontar cada día dos mundos idiomáticos y estoy segura que por ello se refugió en la música y desarrolló así una capacidad melódica increíble hasta el punto de recitar La Flauta Mágica de Mozart sin equivocarse días después de visitar Salzburgo cuando apenas tenía 2 años.

El día que en el supermercado nos pidió un patito y por no poder decirlo verbalmente nos tatareó llorando a la perfección las notas de esta canción que cantaban en la Kinderkrippe para hacerse entender, sentí que se nos abría un reto nuevo por delante. ¡Lo que estaba haciendo era mucho más difícil que pronunciar dos sílabas como pato o Ente!

Es duro porque vives en otro país y porque toda esta historia estalló en medio de una vorágine de cambio de país, oposiciones, retoma de vida laboral en España, toma de contacto con colegios que habías elegido por si volvías a España pero como opción B, comunicar repentinamente por escrito al centro que por favor sea considerado un niño que requiere atención de logopeda etc... Todo esto desequilibra a los niños y a los mayores, pero de todo ello iré contando poco a poco en este BLOG.

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